Por AMPARO CHANTADA
Loma Miranda es
para algunos la Tierra Prometida, millones de dólares en perspectiva;
para otros es un paisaje, una referencia vivencial, un pasado como parte
de la cultura cibaeña. La mega minería, los megaproyectos son para
algunos sinónimos de progreso y de desarrollo, por encima de la cultura y
del paisaje pretenden imponerse, no importa los costos. Y debemos
reflexionar seriamente si la nación necesita esos dólares, ¿para qué? ,
¿para quienes? y si llevan al desarrollo? Algunos nos comparan con el
Congo, Canadá o Venezuela y comenten un craso error: debemos compararnos
con Suiza, Slovaquia o Costa Rica, por el tamaño del país y del
mercado, pero donde existen restricciones por la cultura, por el tamaño
del país o su imagen. Grande diferencia: somos un Estado insular y esa
condición amerita estudios serios y especializados: a) por los sistemas
naturales pequeños y cambiantes. b) por Los paisajes de montaña que
tienen recursos limitados, por lo tanto toda actividad entrópica debe
ser controlada y sus efectos mitigados, c) porque los recursos naturales
en montaña son finitos, por lo que su uso debe ser ponderado, d) porque
las montañas dividen cuencas hidrográficas, e) porque sus vertientes
son amortiguadoras de sus valles y son espacios de transición, ameritan
políticas de manejo y de gestión especial y f) porque determinadas
actividades humanas como la mega minería y los megaproyectos degradan,
transforman y contaminan esos ecosistemas, pudiendo conllevar riesgos
irreversibles.
El Cibao y su
valle se vieron transformados por la instalación de la mega minería:
ésta socavó sus lomas, las deforestó, las arrasó, aplanó el paisaje,
depositó escombros calientes cerca de ríos, descargó en ellos y en
presas aguas residuales, contaminó el atmósfera, y contribuyó a la
modificación de sus condiciones climatológicas, la calidad del aire, de
sus aguas y modificó los cauces de ríos. Si pudiéramos analizar las
condiciones generales de productividad de los ecosistemas existentes en
la región, veríamos cuánto se agravó esas condiciones, influyendo en la
reproducción de la vida y las condiciones generales de la producción
agrícola en particular. Estamos hablando de transformación de la cultura
y su degradación progresiva. Por esas condicionantes, invitamos a las
autoridades evaluar los daños que causarían la ampliación del territorio
de explotación de Falcondo a Loma Miranda y una carretera San Juan a
través la Cordillera Central y sus incalculables efectos ¿para qué?
¿Generar impuestos para el Estado? ¿Agredir al Cibao y a su equilibrio
natural? Y en otro caso, ampliar el mercado inmobiliario, movilizar
tierras de vocación forestal y vulnerar la incontable riqueza de la
biodiversidad de la Cordillera, para en realidad, conectar concesiones
mineras a la red vial nacional.
En cuanto a
Loma Miranda, vivimos la indetenible expansión territorial de una mega
minera irresponsable, incumplidora y soberbia, que no ha logrado crear
empatía con el país, a pesar de su costoso presupuesto destinado a
“reverdir” su imagen.
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